Quizás no hay nada más afortunado que nacer tortuga para carreras de largo aliento, de esas que implican estar totalmente convencido de nuestras propias cualidades. Pero, no será que todos tenemos algo de aquello? No podremos aprender de la tortuga y sus tiempos, para llegar donde nos proponemos, tal vez todo consiste en enfocar nuestras energías en una sola cosa, avanzar con nuestras limitaciones, estar seguro de nuestras metas y dejar que los demás sigan a su ritmo. La tortuga lo tiene intrínseco en su ADN, silenciosa y sabia manera de avanzar sin dudar.